viernes, 20 de marzo de 2015

Pinceladas para un futuro manifiesto.

No obligues a nadie a quererte, mejor déjale ir. Porque para que tu corazón salude a la persona correcta antes debe despedir a la persona equivocada. Ignoramos a quien nos quiere, queremos a quien nos ignora, herimos a quien nos ama y amamos a quien nos hiere. Pero quien insiste en quedarse, es quien realmente quiere formar parte de tu vida. Ama a la persona que te vio cuando eras invisible para el resto, en lugar de hacer caso a quien te considera la persona correcta que conoció en el momento equivocado, porque no se puede vivir de la esperanza eternamente. El tiempo te va demostrando quienes merecen la pena y quienes no, quien no te busca, no te extraña, y quien no te extraña, no te quiere. Cuando estás abajo, sabes realmente quiénes son tus amigos, cuando estás arriba, tus amigos son los que saben quién eres. Por eso vive la vida como tú quieras vivirla, no como los demás pretendan que la vivas. Vive sin dar tantas explicaciones. Quien te quiere bien, no las necesita, quien te quiere mal, no las cree. Y quien no está a la altura, simplemente no las entiende...Ni las merece. Y sobre todas estas cosas, aprende a apreciar lo que tienes, antes de que el tiempo te enseñe a valorar lo que tuviste.


lunes, 16 de marzo de 2015

Prólogo del diario de un infiel.

Las buenas historias no siempre tienen por qué hacernos felices. A veces nos hacen olvidar que no lo somos, y otras, simplemente nos lo recuerdan. Esta es una de esas historias, escrita a partir de uno de esos recuerdos...si es que ese tipo de polvo puede calificarse como recuerdo, claro. Sí, polvo, esos que tienen que ver con el sexo, tampoco hay que escandalizarse. Esos de los de ‘sin querer’, pero queriendo, y que la única forma de evitarlos es dejando de hacer el gilipollas, y desapareciendo. No generando conversaciones que sabes de antemano cómo acabarán. No bebiendo una copa más, y otra, y otra, después de la de "una y me marcho". No metiéndose en la misma habitación y acostándose en la misma cama. No desnudándose delante del otro esperando que mire para otro lado, y le deje ponerse un pijama así sin más, como si nada. Pero tampoco como ninguno de los dos esperábamos, porque lo esperábamos, yo sé que lo hacíamos, aunque no así. Hay que joderse. Joderse y escribir, porque al fin y al cabo en aquella habitación con olor a sexo, alcohol, perfume y tabaco se juntaron un par de historias que nada tenían que ver...aparentemente. Ella era de las que quería follar para desaprender a amar, y aún así sería capaz de enamorarse de mí, si le dejara. Y yo era de los que hablaban de amor constantemente, y podría enamorarme de ella...pero no dejaba de pensar en follar. Sé que puedo resultar soez, que estarán pensando que soy un auténtico cerdo, pero tenían que ver cómo sujeta las copas mientras sonríe, como baila, cómo habla...cómo respira. Entiéndanme, con ese cuerpo, ese olor, esa mirada...definitivamente, ese cuerpo...no podía pensar en otra cosa. Y sí, realmente no estuvo bien lo que hicimos. No estuvo bien en sí, la mierda emocional, moral y todo eso me da exactamente igual. No estuvo bien porque nos moríamos de ganas y nos quedamos con ellas. Quizás sea demasiado joven para juzgarnos, demasiado inmaduro...o demasiado poco buena persona. No lo sé. Pero confío en que llegue el día en el que nos sonriamos al vernos sin necesidad de fingir esa sonrisa. El caso es que para contar esta historia es mejor empezar por donde todo el mundo empieza, por el principio. Pero antes de nada hay algo que me gustaría decir: Necesítense. Necesítense y satisfagan ese impulso. Hagan lo que sientan en el momento, aunque esté mal, y lo más importante: Aprendan a dejarse llevar por lo que sienten. Aprendan a no pensar mientras lo hacen.



miércoles, 11 de marzo de 2015

La sonrisa de Lúa en Madrid.

Habéis sido varios los que me habéis preguntado, lo cual me alegra enormemente...Para aquellos que estén interesados en comprar La sonrisa de Lúa en la capital, o cualquiera de mis otras dos novelas, podréis encontrarlas en las siguientes librerías:

Librería Aurea, c/ Almansa 3, Metro Cuatro Caminos. Tfno: 91 5335818
Librería de la Biblioteca Nacional, en la entrada a las exposiciones hay una librería, Metro Colón.
Librería Kiriku y la bruja, Calle Rafael Salazar Alonso, 17, Metro Sainz de Baranda Tfno.: 91 574 41 28

¡¡Muchas gracias por vuestro interés!! Espero y confío en que os gustará... 

lunes, 9 de marzo de 2015

La sonrisa de Lúa.

9 de marzo de 2015. Un buen día para cazar dragones, saltar de nube en nube...o presentar un libro.




viernes, 6 de marzo de 2015

Bienvenido, Marzo. Marzo entre líneas.

No importa cómo de largo sea el camino, porque al final te das cuenta de que lo esencial es invisible a los ojos, de que los pequeños detalles siempre marcan la diferencia. Las conversaciones hasta las dos de la mañana, los cigarros a medias, las sonrisas espontáneas, las fotos que te roban una sonrisa de idiota al recordar el momento en el que fueron hechas. Los mensajes que prefieres borrar porque te revuelven algo dentro, poniéndote el alma patas arriba hasta cuestionarte  por qué hiciste las cosas de una manera o de otra. Esos secretos que nadie más conoce, una caricia, un beso, un abrazo, un piropo dicho así sin más, de manera natural como lo primero que pasa por la cabeza, en el momento menos esperado...y al mismo tiempo más afortunado. Una voz, un gesto, una mirada. Un cortado que te tomas sola pensando en quién se lo tomó contigo la última vez, en ese mismo lugar. Al final son las cosas diminutas, las que con el tiempo, provocan emociones gigantescas. Así eres tú. Eres como una primavera que siempre llega en pleno invierno. Un lugar para refugiarse de los problemas, un soplo de aire fresco que viene y se va provocando el caos. Eres como el sol que resurge después de una tormenta o el café con leche recién hecho cuando los párpados se caen solos. Eres color, eres vida, eres pasión. Eres sonrisas, aunque a veces provoques lágrimas. Pero lo más importante de todo es, que eres casualidad. Eres de esas casualidades que llegan para recordarme cómo la vida puede ponernos en situaciones que somos incapaces de controlar. Cómo tiene la capacidad de rompernos todos nuestros esquemas sin ni siquiera preguntarnos, haciéndonos sentir felicidad y tristeza al mismo tiempo, enfrentando nuestros sentimientos hasta no saber qué decir, ni cómo reaccionar. Y nos enseña que lo que realmente nosotros llamamos casualidades no son mas que una serie de sucesos impredecibles que poco a poco van adquiriendo un sentido. Y yo ya tengo el mío. No importa lo que venga después, ni lo que vino antes, ni lo que está viniendo ahora mismo. Si de las mil casualidades que me ha tocado vivir tuviera que elegir una, sin duda, me quedo con la tuya. Sin duda, me quedo contigo.