martes, 30 de octubre de 2012

Otoño.

 Él salió de casa con unas bermudas azul marino, unas sandalias de cuero y una camiseta gris de manga corta. Ella le miró extrañada, con cara de "qué haces con esa ropa en pleno Octubre", a lo que él se limitó a responder con una cálida sonrisa. Entonces ella, que se estaba muriendo de calor con sus vaqueros largos y su jersey de lana, sonrió también, al tiempo que se lo ataba a la cintura dejando sus bronceados brazos al descubierto, y remangaba los bajos de sus pantalones. Le abrazó con ternura, y comprendió entonces que de vez en cuando hay que intentar deshacerse de esa maldita costumbre que tenemos las personas de vivir encadenados a la objetividad de las palabras, sin escucharnos por dentro, y sin hacer caso a lo que realmente nos pide el cuerpo, la mente, y el alma.

                              

Sobre suelo firme de tierra seca y fría, envuelto en un manto de hojas crujientes, ocres y tostadas, camina con pies descalzos, invadiendo cada rincón del todo y de la nada. Y cuando la pasión del verano se acaba, cuando el remolino de viento surge entre las sombras desde la mañana y te recuestas tranquilo, dando descanso a tus alas, el amor del otoño persiste, te arropa, te calma. Entonces, y sólo entonces, entenderás que como en verano, se desea lo que se sabe que se acaba, mientras que lo eterno se quiere...mientras que en otoño, se ama.

jueves, 25 de octubre de 2012

Regalos con un encanto especial.

Porque hasta las páginas más oscuras, se pueden escribir bajo una luz que brille con fuerza.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Pic pac, pic pac. Sobre suelo húmedo, suenan secas.

Ella camina con paso firme por la acera izquierda, con sus cascos de música y su bolso de cuero cruzado, a juego con el color de sus botas altas, marrones oscuras, casi negras. Pic pac, pic pac, sobre suelo húmedo, suenan secas. Pic pac, pic pac. Sigue adelante con la mirada fija al frente, esa mirada profunda, almendrada, de pestañas largas, y alargadas. Y mira a todo sin mirar a nada. No pestañea, tan sólo boga perdida en sus pensamientos...¡Ojalá pudiera entrar en su mente para ver lo que hay dentro! Y digo ver, que no entender, porque ni aún viéndolo creo que sería capaz de entenderlo. Dobla la esquina y su melena rubia y castaña se contonea, atada en una coleta con descaro, despeinadamente peinada, al compás del viento. Y sus botas siguen sonando, pic pac, pic pac, sobre suelo húmedo, suenan secas. Marca su ritmo con un libro envuelto en papel de periódico, sujeto bajo su brazo derecho, y al agacharse para recoger un gorro de lana que se le ha caído al suelo se marca un ligero y sutil pliegue en su chaqueta de cuero, dejando entrever un trasero vaquero casi perfecto, ni grande, ni pequeño. Y sus botas siguen sonando, pic pac, pic pac, sobre suelo húmedo, suenan secas. Y entonces me cruzo con ella, no me conoce, me mira y sonríe...no te puedes imaginar lo que siento cuando sonríe, me enamoré de esa sonrisa blanca imperfecta desde el día en que la vi por primera vez, tan natural, tan de esas de "si se acaba el mundo, y me tengo que morir mañana mismo, quiero que sea contigo". Con esos labios, ni finos, ni gruesos, ¡joder! ¡lo que daría por poder darle un beso, o varios, cientos de ellos! Y sin detenerse sigue su camino, con esa sonrisa que poco a poco se desvanece entre el aire que la rodea, que huele a perfume cítrico, a suspiro ahogado, y a droga que engancha y no envenena, pero que la envuelve en una burbuja luminosa, que  te atrae, al mismo tiempo que hace que no te acerques demasiado, que la temas. Y es que parece inútil tratar de derribar su muro de "me encanta el sonido que hacen las personas cuando se callan, y no molestan." Y sus botas siguen sonando, pic pac, pic pac, sobre suelo húmedo, suenan secas. Y una vez más, cruza la calle a la acera opuesta,  y bajo mi atenta mirada, sola, firme y segura...se aleja.


lunes, 22 de octubre de 2012

Isabel Ruano.

A los ocho años, al cruzar la carretera para enseñarles a sus hermanas una muñeca que le había tocado en la feria, la atropelló un coche, o como ellos decían, "el coche", porque por aquel entonces probablemente sería el único de toda la ciudad de Burgos. Por suerte el golpe no fue demasiado fuerte, perdió el conocimiento durante unos minutos y paso varios días en observación, con mareos y dificultades de nitidez en la visión, pero no detectaron nada en su oído derecho hasta casi cumplir los 18 años. Fue entonces cuando descubrieron que el martillo, el yunque y el estribo estaban completamente destrozados. Isabel se había acostumbrado a oír exclusivamente por su oído izquierdo, sin apreciar realmente que su audición por el derecho era totalmente nula. Pero con el paso de los años su oído izquierdo fue deteriorándose también, hasta que a los más de setenta años de edad, aceptó que necesitaba un audífono, eso sí, de los internos, aunque se oyera menos, porque ella jamás dejaría su problema al descubierto del resto. Por ello la audición de Isabel continuaba sin ser satisfactoria, lo cual supuso que, haciendo uso de su extraordinaria imaginación, comenzara a inventar e imaginar aquellas palabras y frases que no había oído bien. Pero ella nunca lo reconocía, salvo que no le quedara otro remedio. Así era Isabel. Cabezota, creativa, firme y fiel a sus ideas y principios...pero sobre todo, una persona digna de conocer, admirar...y aprender mucho de ella.

Un año después. Tan rápido, y a la vez tan lento.

Samuel había escuchado muchas veces la historia de cómo sus abuelos se conocieron, pero aún así nunca se cansaba de que se la volvieran a contar. Manuel era un joven y prestigioso telegrafista que residía en Bilbao, ciudad donde trabajaba como intérprete y traductor a nivel nacional. Su habilidad con el código morse era realmente extraordinaria, y reconocida entre el gremio con admiración y respeto. Y es que, El morse, como decía Manuel, es mucho más que un código, mucho más que una serie de sonidos. El morse hay que sentirlo, hay que interiorizarlo hasta tal punto que seas capaz de distinguirlo en cualquier parte. En el sonido de las gotas de agua al caer, en las campanas de la iglesia, en los tambores de las procesiones de Semana Santa...en el fondo, el morse no se crea, ni se traduce, ni se interpreta, simplemente existe. Isabel, algo mayor que él, vivía en Zaragoza, y aunque nunca alcanzó un dominio del código tan eminente como el de Manuel, se ganaba la vida como telegrafista de cualidades más que notables. Se conocieron por casualidad por motivos laborales, y tras varias charlas por telégrafo Manuel le confesó a Isabel que quería conocerla de verdad, en persona. Así, la joven, que ignoraba por completo el aspecto físico de Manuel, el cual derrochaba una belleza casi insultante, aceptó una cita en su propia ciudad, pero le acompañaron a recogerle a la estación un grupo de amigas, por si el apuesto joven no resultaba de su agrado. Desde el instante en el que Manuel puso sus pies fuera del tren, y su mirada se cruzó con la de la atractiva Isabel, ambos sintieron algo especial en su interior, más intenso que todos los sonidos de morse que hasta entonces habían escuchado en su vida. Fue entonces cuando Isabel se giró hacia sus amigas y les susurró "¡marcharos, marcharos, ya podéis marcharos! Las amigas, que no habían saciado todavía la curiosidad que sentían por el telegrafista, no hicieron caso a la joven, y permanecieron con ellos hasta bien entrada la tarde, que decidieron dejarles solos. Y así fue como comenzó la tierna y dulce historia de amor de Isabel y Manuel.

domingo, 21 de octubre de 2012

Sobre los sueños.

A lo largo de la vida, te vas dando cuenta de que siempre hay cosas que haces porque tienes que hacerlas. Cosas que haces porque tus padres te lo dicen, aunque no quieras, por aquello de ese "ya lo entenderás cuando seas mayor". También hay cosas que haces porque las necesitas, porque no te queda otro remedio, o porque sabes que es lo mejor. Pero lo más importante es, que dentro de todo ese laberinto de cosas que hacer, algunas de ellas, las hagas realmente porque quieres hacerlas tú. Es complicado encontrar personas que luchen por lo que quieren, y hay ocasiones en las que con luchar no es suficiente, y al final no te queda otro remedio que cortarte las alas, y volver a caminar. Pero también hay ocasiones en las que los sueños, dejan de ser sólo sueños. Ella es de esas personas con un brillo especial, un brillo que transmite exactamente lo que esas palabras significan. Cuando está en el campo, y sobre todo cuando el balón está entre sus manos, todo se ve de manera diferente. Todavía no conozco a nadie, ni de su edad, ni de dos, tres, incluso cinco años más, que sea capaz de pararla. Yo misma me lo pensaría dos veces antes de ponerme delante de ella, por si a caso. Corre, bota, defiende, tira, entra...y sonríe, es lo que más me gusta de ella, que sonríe jugando, sonríe con una sonrisa de las bonitas, de las que salen solas. Sonríe porque lo hace bien, y lo sabe. Así es como juega Irene Medel. Extraordinariamente bien.

sábado, 20 de octubre de 2012

Vidriera.

Apenas unos días después del 16 de Octubre, el "gran día", todavía no consigo despertar del letargo humedecido de emoción y falta de aire para colmar una satisfacción tan plena. Haciendo un esfuerzo por despegarme del momento de ilusión, y observando todo desde un cristal de sala de interrogatorio policial, desde el que ves sin que te vean, me digo a mi misma, me repito una y mil veces: Es real, ya no es un sueño ni una meta, ahora el listón ha subido, y tienes que seguir luchando, ¡No te acomodes, no te duermas! Me surgen entonces dudas absurdas, como qué se supone que debería de decir cada vez que alguien me felicita, o se acerca a una mesa en la que soy yo la que está sentada pluma en mano, y no un escritor...y no otro escritor, yo...qué se supone que debería de contestar a las preguntas en la radio o en la prensa, con qué cara debería de mirar al entrevistador de televisión, o a la cámara, o directamente, ¡a quién coño tengo que mirar!...A quién dirigirme, cómo conseguir que toda la ilusión que tengo dentro se transmita a través de la pequeña libreta roja, cómo conseguir que la valoren, que la respeten, que aprecien de verdad toda su esencia, transparente, íntegra, natural...difícil. Y es entonces cuando una vez más, miro a través de la vidriera del escaparate, pliego de nuevo las alas, y con los pies pegados al sueño todos mis pensamientos se desvanecen de golpe. Un tremendo suspiro genera ese bao sobre el que con mi dedo índice de la mano izquierda, dibujo dos puntos y una línea curva: Una sonrisa, como la que mi subconsciente ha dibujado en mi cara. Toca relajarse, y disfrutar del momento. Y es que por fin, ahora sí, al pasar por ese escaparate que tantas veces he observado dejando volar a mi imaginación, puedo decir: Ese libro, es el mío.


viernes, 19 de octubre de 2012

Y sobre todo, a Ella.


Una vez, entre chapas, copas y botellas, escuché a una chica decir que aunque tenía varios fibromas en uno de sus pechos y le habían aconsejado operarse cuanto antes, prefería acudir a revisiones cada cierto tiempo y no hacerlo hasta que de verdad no quedara otro remedio, porque le realzaban la figura. Imagino que mi expresión en aquel momento fue una mezcla de varias y de ninguna, y mi contestación la cubrió el bendito silencio que tantas veces me saca de apuros, porque ante una afirmación tan frívola y hedonista no merece la pena malgastar saliva con palabras íntegras.

Lo cierto es que es complicado entender el sufrimiento que puede sentir una mujer que pasa por ello. La gente que no entiende, que tiene la suerte de ser ignorante en estos temas, tiende a centrarse en lo físico, y comprendo que psicológicamente tiene su parte de peso en estas situaciones, pero siendo realistas, lo de menos es el pecho. Hoy en día existen técnicas muy avanzadas con las que se puede reconstruir casi cualquier parte del cuerpo, si mas del 30% de las mujeres se ponen las tetas como les da la gana(aquí entre nosotros, algo que respeto mucho, pero me cuesta entender), por qué no lo van a hacer las que las han perdido en una enfermedad o sufren de algún problema de desarrollo, por ejemplo. Pero haciendo un esfuerzo por ponerme en sus sujetadores, veo más normal que no les queden fuerzas, al menos, no al principio. Que no sientan la necesidad de volver a entrar en un quirófano, y menos aún para que vuelvan a tocar esa zona de su cuerpo que ahora está así...vacía. Sin pecho, si, pero ¿qué mas da eso? sin pecho, y sin Cáncer, que es lo que importa en realidad. Y qué mas da que se les caiga el pelo, qué cojones más dará que la quimio les hinche, es algo temporal, y mejor calvas, gorditas, y vivas, digo yo.

Admiro a todas esas mujeres, las admiro con letras mayúsculas, y no solo hoy, sino todos los días del año, pero hoy quizás de forma especial, porque hoy es el día, SU día. Porque como otras personas, por otros motivos, luchan por algo por lo que todos deberíamos de luchar: Su vida. Y su vida está siendo amenazada por algo que las define, algo que forma parte de la fisionomía de una mujer por naturaleza, y que en cierto modo, me hace entender un poquito a aquella chica, y a todas esas mujeres que sin necesidad, se operan. El caso es que algunas ganan la batalla, otras se quedan en el camino, pero todas ellas, con dos pechos, con uno, o sin ninguno, merecen ser entendidas, respetadas, y admiradas. Y como digo no solo hoy, sino TODOS los días de su vida.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Nunca me cansaré de decirlo...


...¡¡¡QUÉ BONITAS SON LAS MATEMÁTICAS!!!


domingo, 14 de octubre de 2012

Rupturas.

Esa sensación de consumirte por dentro, de sentir la oscuridad en lo más profundo de tu cuerpo, de tu mente y de tu alma. De la cera cálida que arde, generando ese fuego abrasador que te quema los pulmones. Y ya no puedes respirar, no sientes el aire que intenta entrar, que se ahoga bogando en un mar de lágrimas desconsoladas, manchadas con la rabia que nace en lo más abrupto de tus entrañas. Ese sentimiento inenarrable y vehemente que te empuja a gritar, gritar con todas tus fuerzas hasta hacer saltar tus cuerdas vocales como las de un violín desafinado, hasta reventar todas tus venas y arterias de golpe, y explotar en mil pedazos. Que no quede nada de ti...desaparecer. Desaparecer del mundo, hacerte pequeño en la esquina más fragosa, recostado en la pared más fría, con los pies descalzos sobre el suelo más lóbrego. Y no hay consuelo que te valga, no hay palabra que te alivie, no hay instante que te sane. Dejar que se marche la rabia, que el dolor que te llena te colme, te inunde, se desborde...y cuando pase la tormenta, al menos, te deje en calma.




Si tu magia ya no me hace efecto, si me sueltas entre tanto viento...cómo voy a continuar...


sábado, 13 de octubre de 2012

Premio Nobel de la Paz: Unión Europea. La broma más abyecta del año.


Con quince líneas es suficiente. La rabia estalla en venas y arterias.

Mientras las desigualdades sociales alcanzan límites nunca imaginados en la mayoría de los países que forman la Unión Europea. Mientras el desempleo supera cifras nunca conocidas ni siquiera conjeturadas. Mientras las clases trabajadoras pierden uno tras otro derechos que han costado décadas conseguir tras esfuerzos inenarrables. En el mismo momento en que países como Portugal, Grecia, Irlanda o España son intervenidos de facto, ven mermada su supuesta soberanía y destrozada su democracia y sus ya demediados Estados de bienestar son arrojados al basurero de los trastes inútiles e ineficaces de la Historia, en el mismo momento en que una desalmada y antihumanista cosmovisión neoliberal pone sus botas de mando, corrupción y desvergüenza en todas las ciudades del continente de Erasmo, Bruno, Thomas Münzer, Ser
vet, Galileo, Robespierre y De Las Casas, en ese mismo momento, decía, el Nobel de la Paz de 2012 ha sido concedido a la Unión Europea. ¡Los grandes banqueros de la Unión, las grandes fortunas europeas, los grandes diseñadores de este mundo de impiedad y desvergüenza, están abriendo sus botellas de champagne mientras ríen satisfechos por su poder inconmensurable! ¡El Nobel a los pies de sus caballos! Como con Kissinger, como con Obama.

¿De qué paz hablan realmente? De esta: la troika que dirige la vida y destino de centenares de millones de ciudadanos y ciudadanas ha pedido y exigido desalojar islas griegas con poca población, sus pobladores pueden alojarse en cualquier otro lugar. No les importan un pimiento. Es para ahorrar costes al Estado.

¿Premio de Paz ante actos institucionales violentos de esta magnitud?

miércoles, 10 de octubre de 2012

209 días.

Hay días en los que uno no se levanta con ganas de sonreír, y por más que lo intenta, no le sale, no le apetece hacerlo. Sin embargo los demás te fuerzan, te obligan a ello, y no te queda otro remedio que sacar aguja e hilo y coserte bien la sonrisa, porque ya no se te sujeta ni con el más fuerte pegamento. Dejar que las lágrimas se te derramen por dentro, mientras despegas los pies del suelo. Hacer uso de las alas que hace tiempo decidiste conservar plegadas, y volar muy alto, lejos de todo cuanto tiene que ver con eso que te rodea, te atormenta, y envenena el aire que respira tu alma. Aire sin aire, aire sin vida, aire sin nada. En esos días, en los que dan ganas de pegarle una patada al balón del tiempo y que del golpe destroce la red de la paciencia y haga saltar todas las piezas de la canasta del olvido, siempre hay algo que te calma, te sujeta, te dice eso de "quédate ahí, ni te muevas". Algo que hace que pliegues de nuevo tus alas, te recojas, te contengas...y aunque estés triste, sonrías, y mantengas firmes las cicatrices, ya sin dolor, sin heridas, y sin grapas.

martes, 9 de octubre de 2012

Eterno.

Complejo, y a la vez simple. Sutil, dulce, emotivo, hace temblar de ganas, no empieza ni termina, simplemente es, permanece. Más allá del anhelo vehemente del deseo, y de la infinitud de aquello cuyo fin se desconoce, está la eternidad, profunda, que suena a pozo sin fondo, a eco rotundo, a noche estrellada en silencio, en paz, sosegada. Y sobre suelo firme de tierra seca y fría, envuelto en la tranquila brisa del mar, del sonido de sus olas golpeando las rocas, camina con los pies descalzos, invadiendo cada rincón del todo y de la nada, vayas a donde vayas. Y cuando la pasión del deseo se acaba, cuando el remolino de polvo se desvanece entre las sombras, y te recuestas sobre el suelo, dando descanso a tus alas, el amor de lo eterno persiste, te arropa, te calma. Entonces, y sólo entonces, entenderás que se desea lo que se sabe que se acaba, mientras que lo eterno se quiere...mientras que lo eterno, se ama.

lunes, 8 de octubre de 2012

La libreta roja.


Porque a veces, los sueños, dejan de ser sólo sueños.

domingo, 7 de octubre de 2012

Carla Zabala.

Siempre me dicen que no soy del todo objetiva, y que me dejo influenciar por las personas que sufren lesiones de rodilla, pero me da igual. A mí, me gusta Carla. Hasta hace un par de meses no podía decir de ella nada más allá de que probablemente sea la chica con los ojos más bonitos de todo el baloncesto riojano, pero detrás de esa mirada hay mucho más, y se ve en el campo. Carla es completa, con largo camino por recorrer aún, pero con inmensas ganas de hacerlo. Trabajadora, seria, incluso perfeccionista en ciertos detalles que para su edad no son demasiado importantes...pero ella suele ir más allá, nunca se conforma. Sabe tirar, sabe botar(y no me refiero a botar con las manos, sino a botar con cabeza), tiene fuerza, garra, ilusión, se ríe cuando se tiene que reír, se queja cuando se tiene que quejar, y cuando se tiene que callar, se calla, y escucha. Es muy joven todavía y queda mucho por hacer, pero si se lo propone, y sigue así, creo que Carla Zabala, llegará a ser, con letras grandes, jugadora de Baloncesto.

viernes, 5 de octubre de 2012

Hasta siempre, Ana.

Nunca me cansaré de decir que no me gustan las despedidas. Hoy ni si quiera he podido estar presente, pero el hecho en sí sigue siendo igual de triste. Ana es una de las primeras profesoras que conocí hace ya casi un año, cuando empecé a trabajar en Agustinas. Era nueva, como yo, pero parecía llevar allí mucho más tiempo. Su alegría, su vitalidad, sus ganas de trabajar y de trabajar bien, te contagian y te llenan de vida, de fuerza para afrontar el día a día con una sonrisa. Pero lo que más me llamó la atención de Ana es su preocupación por las personas. Tanto alumnos, como profesores, como la mujer que pedía dinero sentada en el suelo de la calle o el padre del alumno que intenta leer, y no sabe. El cariño con el que trata a todo el mundo, el interés que muestra cuando habla, y cuando te escucha, porque Ana, te escucha. Y te apoya. Al principio, cuando me sentía sola o apartada entre el resto siempre intentaba buscarla, porque me transmite tranquilidad, optimismo, calma. Y aunque cada día que pasa me siento más a gusto en el trabajo y tengo más miedo de llegar al momento en el que tenga que pensar eso de "esto se acaba", y aunque el lunes volveré al colegio con la misma ilusión que siempre, y con las mismas ganas, se que una parte de mí, echará mucho en falta a Ana.

jueves, 4 de octubre de 2012

Las 8 menos cuarto de la mañana.

Odio madrugar con sueño. No me importaría hacerlo si pudiera deshacerme de esa desagradable sensación de pesadez del cuerpo, que hace que tu propia piel parezca un abrigo de bisón de más de diez kilos de peso...y de esa lucha continua por mantener los ojos abiertos, resignándote a los rasgos asiáticos que a lo largo de la mañana van desapareciendo. Ocho menos cuarto de la mañana, el sol está tímido, pero al menos está...todavía. De aquí a unas cuantas semanas, ni eso. Hay muchas cosas que se repiten a las ocho menos cuarto de la mañana. La mujer entrada en carnes, o como Eva diría, fuertecita, que sale de la panadería con un bollo de leche relleno de crema, y una sonrisa de oreja a oreja que no le cabe en la cara. La chica de gafas que va en bicicleta con la mochila de tela a la espalda, y ese tubo cilíndrico que sobre sale por la esquina derecha con vete a saber qué. Quizás sea arquitecta, tenista, espadachín, o abogada. El hombre que corre con sus guantes y su pasamontañas, y no mira ni por dónde va, incluso me atrevería a decir que lleva los ojos cerrados. Niños con cascos enormes cubriendo sus orejas camino de sus respectivos colegios, algunos con uniforme, otros en vaqueros, o en chándal, en todas direcciones. El señor de barba gris y chaqueta con coderas remangada, que va cantando dando vueltas por el desértico parque Gallarza. El niño de bata azul que persigue palomas sin hacer caso de los gritos de la anciana que le acompaña. La mujer que limpia las mesas de la cafetería de la esquina, aprovechando que no hay nadie para mancharlas. Esa chica morena de escasa estatura y curvas marcadas, ese joven apuesto de metro noventa, o más, y camisa blanca. Y todos siguen su rutina, todos miran hacia delante, o al suelo, o a nada. Hoy camino del colegio, yo también he mirado atrás, al suelo, adelante, a nada...y he retomado mis pisadas, una vez más, como cada mañana, relajada, inspirada, y por qué no decirlo...contenta.

miércoles, 3 de octubre de 2012

lunes, 1 de octubre de 2012

La libreta roja.

Dieciséis de Octubre de dos mil doce...un buen día para cazar dragones, nadar en el mar Rojo, saltar de nube en nube...o publicar un libro.